viernes, 20 de marzo de 2009

Se nos fue Ángel Puigmiquel, el creador de "El ladrón de pesadillas"



Vaya semana llevamos, desde Ediciones Glénat nos avisan de la muerte de Ángel Puigmiquel, genio de la histoieta, a la edad de 87 años. Vaya desde aquí nuestras condolencias a la familia. Recientemente pudimos ver una de su obras recopiladas por Glénat, El ladrón de pesadillas, una muestra de la grandeza de éste autor.

“Ya se ha señalado que (Ángel Puigmiquel) supo elevar la historieta española a niveles pocas veces igualados en el difícil género que cultivó. Los animales, el deporte, los cuentos de hadas, tuvieron en Puigmiquel un magnífico cantor. Pero, sobre todo, la frescura de su obra persiste hasta el presente, en que la relectura de la misma sigue evidenciando su modernidad y su actualidad, que despiertan la nostalagia por aquellos héroes de papel desaparecidos hace ya más de cincuenta años.”

Salvador Vázquez de Parga
Del prólogo de El Ladrón de Pesadillas. Ediciones Glénat 2006

-Galería de imagenes en el blog de Joan Navarro Viñetas

BIOGRAFÍA DE ÁNGEL PUIGMIQUEL

Ángel Puigmiquel nació en Barcelona en 1922.

La mayor parte de su carrera en el mundo del cómic la desarrolló en las revistas Chicos, para la que creó en 1942 su serie más importante, Pepe arter y Coco, las aventuras de unos niños detectives en un mundo imaginario. Dentro de la serie, S.O.S. en el museo diabólico es, seguramente, una de las historias más destacadas.

En 1944 desarrolló también la serie de aventuras Puños contra plomo, cuyo estilo gráfico está a caballo entre el dibujo caricaturesco y el realista. Al tiempo, creó las aventuras de Bambolia y Púa (1943), ambientadas en una jungla que recuerda a la de Tarzán, la serie En el país de los chiflados (1944) y El ladrón de pesadillas (1948), donde combina la narrativa policíaca con la ensoñación onírica.

Para la revista Cubilete dibujó una risueña visión del mundo de los cuentos de hadas en Petalito (1949). Sus series Búfalo y El torero Manzanilla aparecieron en la revista Búfalo en 1950.

En 1952, el autor abandonó la historieta para dedicarse al cine de animación en Venezuela, donde coincidió con el también notable historietista Alfons Figueras. Regresó a Barcelona en 1963, pero se mantuvo apartado del cómic.

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